Los jóvenes son el futuro de nuestro mundo

Los jóvenes son el futuro de nuestro mundo y su comportamiento es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. A menudo se les critica por ser impacientes, imprudentes y egoístas, pero también son considerados como una fuerza de cambio y una esperanza para el futuro. Desde una perspectiva cristiana, es importante recordar que todos somos pecadores y necesitamos la gracia de Dios para vivir una vida agradable a Él.

Aunque es fácil culpar a los jóvenes por sus errores y fallos, es importante recordar que ellos también están en un proceso de aprendizaje y crecimiento. Muchos jóvenes se sienten presionados por las expectativas de sus padres, amigos y sociedad en general y pueden tomar decisiones poco sabias como resultado.

Es importante recordar que Dios nos ama incondicionalmente y nos ofrece su perdón y amor sin importar lo que hagamos. Como cristianos, debemos mostrar amor y compasión hacia los jóvenes y recordar que todos necesitamos la guía y la orientación de Dios para vivir una vida plena y significativa.

Además, debemos recordar que los jóvenes necesitan modelos a seguir y debemos ser personas que vivan de acuerdo a los valores cristianos. Debemos mostrarles el amor y la gracia de Dios en nuestras propias vidas y ofrecerles orientación y apoyo cuando lo necesiten.

Como cristianos, debemos recordar que los jóvenes son una parte importante de nuestra sociedad y que necesitan nuestro amor, compasión y guía. Debemos ser modelos de vida cristiana para ellos y ofrecerles la gracia y el perdón de Dios, incluso cuando cometan errores. Al hacerlo, podemos ayudar a formar a los jóvenes en personas fuertes y comprometidas con Dios y su propósito en la vida.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia

«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5:6) podría ser algo así:

Este versículo nos habla de la importancia de buscar la justicia en nuestras vidas. La palabra «bienaventurados» se refiere a aquellos que son felices y tienen una vida plena, y en este caso, se les promete que serán saciados si tienen hambre y sed de justicia. Pero ¿qué significa tener hambre y sed de justicia?

Personalmente, esto significa tener un deseo ferviente de hacer lo correcto y de luchar por un mundo más justo e igualitario. Significa no aceptar la injusticia cuando la veamos y tomar medidas para corregirla. Significa tratar a los demás con respeto y compasión, y actuar con integridad en nuestras decisiones cotidianas.

En un mundo donde a veces parece que la injusticia y la desigualdad son la norma, puede ser tentador renunciar a nuestro deseo de justicia y conformarnos con la vida que tenemos. Pero este versículo nos recuerda que si mantenemos nuestra hambre y sed de justicia, seremos recompensados con una vida plena y satisfactoria. Así que hagamos un esfuerzo consciente por buscar la justicia en nuestras vidas, sabiendo que esto nos llevará a la verdadera felicidad.

Cristo Resucitado

En la misma hora se levantaron y se volvieron a Jerusalén. Hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos, quienes decían: ¡Verdaderamente el Señor ha resucitado y ha aparecido a Simón! Mientras hablaban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: ¡Paz a vosotros…Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved, pues un espíritu no tiene carne ni  huesos como veis que yo tengo.

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras, y les dijo: ¡Así está escrito, y así fue necesario que el  Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día.

Entonces él los llevó fuera hasta Betania, y alzando sus manos les bendijo.

Aconteció que al bendecirlos, se fue de ellos, y era llevado arriba al cielo.