1. Dicha grande es la del hombre
cuyas sendas rectas son;
No anda con los pecadores,
en actuar de perversión.
A los malos consejeros deja,
porque teme el mal;
Huye de la burladora gente impía e inmoral.
2. Antes, en la ley divina cifra su mayor placer,
Meditando noche y día en su divinal saber;
Este, como el árbol verde,
bien regado y en sazón,
Frutos abundantes rinde y
hojas que perennes son.
3. Él prospera en lo que emprende
y le sale todo bien;
Más funestos resultados los impíos siempre ven;
Porque Dios la senda mira
por la cual los suyos van;
Otra es la de los impíos: al infierno bajarán.
Pista
Estas letras son propiedad de sus respectivos artistas, autores y compositores, y están destinadas únicamente a fines de estudio privado.
LETRA: Basada en el Salmo 1, T. M. Westrup, 1881. MUSICA: John Zundel, 1870.