Obreros para la mies

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos.

Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

Puedes encontrar gozo al seguir el plan de Dios

El plan de Dios es traernos felicidad eterna. Cuanto más aprendemos acerca de Sus planes, más nos damos cuenta de que no podemos regresar solos a Él.

Él hace que cada pecado, cada error que cometas en las pruebas de tu vida, desaparezca y sea olvidado por medio de Jesucristo. Esto requiere un verdadero arrepentimiento. También requiere el bautismo y recibir el Espíritu Santo y un esfuerzo constante para volver a Dios. Pero a través de Jesucristo, quien está en el centro del plan de Dios, puedes.

Estás en esta tierra para mejorar, para venir a Dios y encontrar la felicidad. Al seguir el plan de Dios y Sus mandamientos, puedes experimentar gozo ahora y durante toda tu vida.

Enséñame a cumplir mi misión

Gracias, Señor, este nuevo amanecer, por ayudarme a decidir cómo usar el tiempo que me has dado.

Aunque nuestro camino parecía demasiado empinado para continuar, nos preguntábamos si había un amanecer más allá de la oscuridad, y aunque no elegimos las circunstancias en las que nos encontrábamos, elegimos creer en ti y en mi Dios. Enséñame a cumplir mi misión a través de tu palabra.

Confío en ti y en mi Dios para guiarme hacia adelante. Podemos confiar en Dios en la oscuridad y podemos confiar en Dios en la luz.

2da. Corintios 1:9
Nos sentíamos como condenados a muerte. Pero esto sirvió para enseñarnos a no confiar en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos.

Tu amor no tiene fin

Tu amor no tiene fin, porque no solo nos perdonas, sino que nos limpias y te olvidas de lo que hicimos y anhelas bendecirnos con bondad, misericordia y amor.

Ayúdame a vivir este día como tu hijo, que los demás vean en mí el gozo y pasión por ti mientras busco vivir para honrarte. En el nombre de Jesús. Amén.

Salmos 86:5
Dios mío, tú eres bueno y sabes perdonar; ¡qué grande es tu amor por los que te buscan!

Nuestros actos de amor, revelarán que Jesús vive en nuestros corazones.

Tus promesas

Querido padre, gracias por el nuevo día que será el regalo que nos das en la vida.

Todos los días me doy cuenta de que puedo confiar en tus promesas, el amanecer me recuerda que estás en el trabajo, y cuando sale el sol, anuncia el día en que volverás a enviar a tu hijo como lo prometiste.

Dame la fuerza para negarme a ser quien se ha apartado de tu camino y dame la sabiduría para volverme a tu palabra y encontrar en ella la gracia de tu presencia. Amén.

Salmos 33:4-5
La palabra del Señor es verdadera; sus obras demuestran su fidelidad. El señor ama lo justo y lo recto; ¡su amor llena toda la tierra!

Cada amanecer es un recuerdo de la fidelidad de Dios.

No me acordaré más de sus pecados

No me Acordaré más de Sus Pecados. Mensajes cristianos de Charles Spurgeon

“Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” Jeremías 31:34.

Cuando conocemos al Señor, recibimos el perdón de los pecados. Lo conocemos como el Dios de Gracia, que pasa por alto nuestras transgresiones.

¡Qué feliz descubrimiento es este! Pero cuán divinamente está expresada esta promesa: ¡el Señor promete que no se acordará más de nuestros pecados! ¿Puede Dios olvidar? Él dice que lo hará, y Él dice en serio lo que dice.

Él considerará como si no hubiésemos pecado nunca. La grandiosa expiación quitó tan eficazmente todo pecado, que para la mente de Dios es como si no hubiera existido.

El creyente es ahora tan acepto en Cristo Jesús como lo era Adán en su inocencia; sí, más aún, pues él lleva puesta una justicia divina, mientras que la de Adán era solamente humana.

El Gran Señor no se acordará de nuestros pecados como para castigarlos, o como para amarnos una pizca menos por causa de esos pecados.

Igual que una deuda que, cuando es pagada, deja de ser deuda, así el Señor hace una completa cancelación de la iniquidad de Su pueblo.

Cuando nos estemos lamentando por nuestras transgresiones y deficiencias –y este es nuestro deber mientras vivamos- al mismo tiempo hemos de regocijarnos porque nunca serán mencionadas contra nosotros.

Esto nos lleva a odiar el pecado. El perdón de Dios inmerecido nos conduce a vigilar para no ofenderle nunca más por medio de la desobediencia.

¿Qué quiere Dios de los Jóvenes?

Introducción 

La palabra de Dios señala que Dios escogió a varios jóvenes en su momento para hacer su buena obra en su pueblo; José quien agrado a Dios con su vida integra, David el pequeño que derroto al gigante, Josías un rey de ocho años quien hizo lo recto ante Dios, Timoteo quien desde niño conocía de Jesús.

Estos hombres pueden ser muestra de lo que muchas veces suele ser lucha para los jóvenes de ahora ¿Cómo no apartarse de Dios, en este mundo tan difícil de vivir?, Además “esas eran otras épocas…”, pero tengamos en cuenta que tenemos un Dios que nunca cambia, Él es el mismo Dios, el de ayer hoy y siempre (Hebreos 13:8).

Si ha sido privilegiado de haber conocido a Dios de niño, pero muchas veces siente que no ha vivido nada, ¡no se preocupe! el mundo solo ofrece mentira y destrucción; recordemos lo que dijo Jesús en la explicación que dio a sus apóstoles en la parábola del sembrador; en donde los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas, la codicia quieren ahogar la palabra de Dios sembrada en su corazón, y esto con el propósito de apartarlo de la verdad que es Jesús (Marcos 4:19).

Ahora ¿Qué quiere Dios de los Jóvenes?

1. Que el joven lleve una vida limpia:

Es así, la vida limpia Dios la quiere para manifestar su poder en nosotros, debemos recordar que Dios solo puede ser visto cuando se mantiene en santidad (Hebreos 12:14). Ademas, la única manera de mantenerse limpio es guardando y aplicando la palabra de Dios en nuestra vida (Salmo 119:9).

2. Que el joven tenga una conducta recta:

En la palabra de Dios en Tito 2:6-7 se enseña el valor de la prudencia, la integridad y la seriedad. Hay que entender que a los jóvenes no se les toma muchas veces en serio, pero precisamente hay que orar y pedir el carácter y la conducta que Jesús tuvo en esta tierra sobre nuestra vida, más que Él siendo Joven impacto; y este es el siguiente punto.

3. Que el joven sea influencia para otros:

Dios quiere que nos sintamos útiles para Su reino, y más en nuestra juventud, puesto que para Él somos enviados, y para nosotros un arma de ejemplo para otros en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza (1 Timoteo 4:12).

4. Que su espíritu sea más fuerte que su carne:

Dios espera que los jóvenes cristianos no nos dejemos vencer por las cosas que ofrece este mundo, y que podamos ser fuertes en nuestro interior. Es triste pensar que muchas veces se invierte mucho más tiempo en el gym ¡algo que no está mal! Pues es importante cuidar nuestro cuerpo, pero más que el cuerpo está el espíritu, y este debemos fortalecerlo con la palabra de Dios, ayuno y oración ¡sí! Estas son las únicas maquinas espirituales junto con la ayuda a los necesitados que Dios nos da, puesto que fortalecen las debilidades que hay en nuestro interior, y nos hace más sensibles a lo que Dios nos llama (1 Juan 2:14).

Conclusión

Si vemos estos son pocos requerimientos de lo que Dios quiere de los jóvenes cristianos, realmente no son muchos, a todo lo que Dios promete por nosotros ser fieles a Él. Recordemos la vida de José, Dios cumplió sus sueños y él se mantuvo agradándole en todo momento y en toda situación donde él podría caer, pero se mantuvo pensando en lo que era agradable a Dios.

Dios quiere además de todo esto que seamos fieles a Él, este mundo tiene muchas desolaciones y los jóvenes cristianos podremos convertimos en herramientas de Dios para que muchas personas se acerque a Jesús. Y si, usted es un hijo y es probable que esté pasando por dificultades pero no debe temer puesto que Jesús se hizo hombre y sin ningún pecado nos mostró que se puede ser fiel (Hebreos 4:15).

Y sí, hay debilidades, pero en Él somos fuertes y Jesús fue enviado para mostrar que la grandeza de Su sacrificio nos basta para vencer las luchas que el mundo pueda presentarnos, ya que por haberse convertido en hombre, Él tiene compasión de nuestras debilidades.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

Nadando en el Espíritu

Cuando en la Biblia se muestra un río comúnmente hace referencia al Espíritu de Dios. En la historia del profeta Ezequiel no es la excepción. Es muy importante identificar que él no suplicó para que el río fluyera, sino que este lo hizo espontáneamente. Tenemos la falsa creencia de que para experimentar un mover del Espíritu Santo tenemos que rogar y suplicar. No hemos entendido que para experimentar un avivamiento lo más importante es creer. En el cielo no hay ningún problema para que se manifieste el poder de Dios, el problema está aquí en la tierra. El Señor siempre está dispuesto a cumplir sus promesas y si Él prometió que iba a derramar su Espíritu sobre toda carne, es porque lo hará.

El poder del Espíritu Santo se manifiesta cuando decidimos sumergirnos en la profundidad de su presencia. No basta con ser observador o comentarista, es necesario ser protagonistas y experimentar de primera mano una experiencia con Él. Ezequiel al principio vio de cerca el río y entendió que debía nadar en él. La Iglesia pierde mucho tiempo suplicando un avivamiento que ya está entre nosotros; el río ya está fluyendo. Dios no quiere que únicamente caminemos en el Espíritu, sino que nos sumerjamos y nademos en Él.

En el momento que morimos a nosotros mismos somos capaces de sumergirnos plenamente en Dios. Cuando morimos en lo terrenal resucitamos en lo celestial. Cuando renunciamos a los métodos del mundo experimentamos a Dios. Si creemos en Jesús, brotarán ríos de agua viva a través de nosotros y de esta forma experimentaremos la nueva vida que Él nos prometió. No fuimos llamados a analizar al Espíritu Santo, sino a experimentarlo. No se trata de tener conocimiento de Dios sino vivencias con Él.

Cuando uno se lanza al río del Espíritu Santo debe abandonar la conexión con lo terrenal, la dirección previamente establecida, el entorno normal y nuestra propia imagen. Si queremos experimentar un avivamiento de parte de Dios es necesario que perdamos la dependencia a lo terrenal para que dependamos única y exclusivamente de Él. A veces será necesario experimentar situaciones que nos produzcan inseguridad para que el Señor tome total control de nuestra vida. Pero incluso en los momentos de incertidumbre confiemos en que no nos movemos de lugar por decisión propia sino por designación divina.

Debemos tener la actitud correcta para experimentar la manifestación de la presencia de Dios. Hay quienes se creen bomberos del fuego del Señor (siempre se resisten a sus manifestaciones); otros, prácticamente son catadores del vino de su Espíritu (siempre calificando y emitiendo juicios); pero también hay quienes se enfocan exclusivamente a experimentar su presencia. ¿Con cuál de estas tres te identificas más? Dejemos de analizar al Espíritu Santo y simplemente recibamos lo que tiene preparado para nosotros. Hoy es un buen día para sumergirnos completamente en Él.

Fuente

El Éxito Comienza con tus Pensamientos

«Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo». 2 Corintios 10:5 NVI

Nadie tiene éxito en ninguna empresa simplemente deseando que lo fuera. Las personas exitosas hacen un plan y se hablan a sí mismas sobre ese plan constantemente. Puede pensar las cosas a propósito, y si hace que lo que piensa coincida con lo que realmente quiere hacer, es posible que sus sentimientos no le gusten, pero seguirán adelante.

Anoche dormí muy bien, y cuando me desperté a las 5:00 a.m., no tenía ganas de levantarme. Era tan acogedor bajo la cubierta esponjosa, y sentí ganas de quedarme allí. Pero tenía un plan. Había decidido cuántas horas escribiría hoy, y para hacerlo tuve que levantarme. Pensé, me voy a levantar ahora, ¡y me levanté!

¿Hace un esfuerzo por elegir sus pensamientos, o simplemente medita sobre lo que sea que se le ocurra, incluso si está en total desacuerdo con lo que ha dicho que quiere de la vida? Cuando sus pensamientos van en una dirección incorrecta, ¿los captura y los presenta a Cristo como lo instruye la Biblia (ver 2 Cor. 10: 5)?

Quiero animarlo hoy, la buena noticia es que puede cambiar. Como he dicho durante años, estamos en una guerra y la mente es el campo de batalla. Ganamos o perdemos nuestras batallas en función de ganar o perder la guerra en nuestras mentes. Aprende a pensar de acuerdo con la Palabra de Dios, y tus emociones comenzarán a alinearse con tus pensamientos.

Si ha tenido años de experimentar pensamientos erróneos y dejar que sus emociones lo guíen como yo, hacer el cambio puede no ser fácil, y definitivamente requerirá un compromiso de estudio, tiempo y esfuerzo. Pero los resultados valdrán la pena. No diga: «Solo soy una persona emocional y no puedo evitar lo que siento». Tome el control. ¡Puedes hacerlo!

Confíe en Él Mantenga sus pensamientos en línea con el plan que Dios tiene para su vida: un plan para prosperarlo y no para hacerle daño (ver Jer. 29:11). Toma el control de tus pensamientos confiando en Él.

Autor: Joyce Meyer

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Cuidado con Dios

No, no fue un problema de dislexia. Una vez, cuando me encontraba haciendo ejercicio en el gimnasio, vi a un tipo con barbita de chivo que tenía puesta una camiseta que decía «Cuidado con Dios». Las palabras eran grandes, sobresalientes y rojas, como indicando peligro. Mientras las leía, gritaban peligro.

Sentí deseos de hablar con él para preguntarle qué lo había impulsado a advertirle al mundo acerca de un Dios grande y aterrador que muerde. Luego me di cuenta de que este hombre particular con aquella camiseta particular no tenía nada de raro. Muchos de nosotros llevamos puesta esa advertencia de una manera o de otra. Esas son las palabras que muchos usaríamos para advertirle a los cansados que sean cautelosos en su travesía espiritual.
La frase «Cuidado con Dios» representa la cautela que muchos tenemos en diferentes niveles y en distintos grados hacia el Dios que los cristianos proclaman que nos ha hecho libres. Verdaderamente libres.

Entonces ¿por qué hay tantos de ellos, tantos de nosotros, que no parecemos personas libres? El Dios del cual he oído hablar se parece a un viejo rezongón con un montón de leyes y reglamentos pasados de moda, que me impide ser yo mismo (o, al menos, lo que yo percibo que soy). Tal vez, nuestro cartel de «Cuidado con Dios» debería decir en cambio: «Cuidado con el dogma»

El dogma es nuestra interpretación de Dios, y las interpretaciones (cuando son las nuestras, no las suyas) generalmente se tornan confusas, manipuladoras y terriblemente falibles (como nosotros). Cuando esto sucede, el dogma divide. El Dios de toda la creación ama y unifica.

¿Estás dispuesto a bajar tu cartel de «Cuidado con Dios»? Una decisión como ésta implica un significativo riesgo y la disposición para creer que existe una razón para tomarla. ¿Arriesgarás tu reputación, tus afectos, tu dinero, tu voluntad y tu vida para creer? Si no es así, relájate; tal parece que tienes todo bajo control. Pero si en algo te pareces a mí y has llegado a darte cuenta de que «el queso tiende a escaparse de la galleta durante las fiestas elegantes» (como solía decir un viejo amigo mío), correr este riesgo no puede ser doloroso.

Es el riesgo de creer. No es seguro y muchas veces no es divertido. Es real y doloroso; pero cuando das el salto de la fe, puede ser más peligroso de lo que tu crees. Cosas increíbles –aquellas que jamás hubieras podido soñar—se convierten en una parte importantísima del mundo en el que andas despierto. Los milagros tienen lugar cuando te arriesgas; cuando crees. Los muertos vuelven a la vida; las personas comunes desafían la ley de gravedad y otras leyes naturales; los cautivos quedan en libertad. Y Dios se ríe. Lo hace, tú lo sabes.

Este Dios es un campeón del riesgo. ¿Quién en su sano juicio crearía seres vivientes que tengan la libertad de amar o no a su Creador? ¿Confiar o no confiar? ¿Creer o no creer? Esa es la pregunta.

Este Dios arriesgó todo lo que más amaba al darnos el derecho a elegir. Tal riesgo llegó a tocar a su amado Hijo unigénito, que dijo la verdad durante su vida, aunque decirla significara la muerte. Se arriesgó y creyó. Ninguna de las dos cosas tiene algo de seguro. Para entregar la vida desnudo, sobre un pedazo tosco de árbol y no obtener otra cosa de aquellos que amas que insultos y clavos de veinte centímetros de largo hace falta creer mucho. Y amar. Amar con amor perfecto.

Y no termina allí. Jesús creyó que su Padre era bueno y que tenía un plan, un plan que desafiaba a la muerte y que tendría un giro sobrenatural. Su Padre decía la verdad, y esa verdad incluía ver la vida desde el otro lado de la tumba. Tenía que creer que existía una buena razón para correr ese riesgo: nosotros. Creyó que valía la pena morir por nosotros. Le creyó a su Padre y creyó en ti y en mí. Aún sigue creyendo en nosotros.

Nada de temor. Se arriesgó y ganó. Por algo se llaman probabilidades.
¿Estás dispuesto a arriesgar todo por creer? ¿Estás dispuesto a entregarlo todo? Te costará todo y nada al mismo tiempo. Pondrá tu vida patas para arriba permitiéndote convertirte en aquello que verdaderamente eres en Él. Te permitirá vivir como Jesús vivió mientras te transformas en lo que Él pensó que fueras.

Esto implica sacrificio, pero cuando te arriesgas, ganas más que la lotería. Los dividendos se cobran cada año, durante veinte años y luego más. Y más aun.

¿Qué clase de tonto es aquel que cree?
Estoy comenzando a creer y apuesto a que tú también. En realidad, no es tan difícil como parece. Todo lo que debemos hacer es un par de preguntas: Dios, ¿me ayudarás a creer? ¿Me ayudarás a pasar por alto mi vida y mis cosas para poder entrar en tu vida y en tus cosas, para ver un cambio sustancial en mi mundo y en mi software? ¿De tal manera que sea irreconocible, inflexible?

Si es así, conéctate y comienza la búsqueda. Si no pides, te falta una oración; y eso es la oración: una simple conversación. La sabiduría del mundo dice que deberíamos creer solo después de ver, pero la locura de Dios nos pide que creamos antes de que podamos ver. Paradójicamente, Dios pide lo imposible mientras se mueve con poder a través de lo improbable, para hacer que aun lo inamovible sea imparable.
El amor no es ciego; la duda sí lo es. Créase o no.

Tomado del libro: Dios.com
Editorial: Unilit