Yo rogaré al Padre, y os daré otro Consolador, para
que esté con vosotros para siempre:
El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve, ni le conoce;
Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros,
y estaré en vosotros.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien
el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará
todas las cosas.
Cuando venga el Consolador, a quien yo os enviará
del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del
Padre, él daré testimonio acerca de mí.
Y si el Espíritu de aquel que levanté de los
muertos a Jesús mora en vosotros,
El que levanté de los muertos a Cristo Jesús
vivificará también vuestros cuerpos mortales
por su Espíritu que mora en vosotros.
Porque el Señor es el Espíritu; y donde esté el
Espíritu del Señor, allá hay libertad.
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta
como en un espejo la gloria del Señor,
Somos transformados de gloria en gloria
en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor.