1. Eran cien ovejas las de su rebaño;
Eran cien ovejas que amante cuidé,
Pero una tarde al contarlas todas,
Le faltaba una, le faltaba una y triste lloró.
Las noventa y nueve dejó en el aprisco,
Y por la montaña a buscarla fue;
La encontré llorando, temblando de frío;
Ungió sus heridas, la cargó en sus hombros
y al redil volvió.
2. Esta antigua historia vuelve a repetirse;
Hay aún ovejas que errabundas van;
Con el alma rota van por los collados,
Temblando de frío, vagando en el mundo,
sin Dios y sin luz. Pero todavía
existen pastores que por la montaña
a buscarlas van,
Y cuando las hallan, las traen al camino,
Al camino bueno, la verdad y vida
que es Cristo el Señor.
3. Si tú eres un alma que sufre angustia
De sentirse sola en cruel lobreguez,
Hoy te traigo nuevas, nuevas de gran gozo;
Es el evangelio que salva y redime
y te da la luz.
Sea en la montaña o en la cumbre agreste,
Ya fuera en el valle o en abismo cruel,
Cristo el buen Pastor quiere en pastos verdes
Confortar tu alma, vendar tus heridas
y darte la paz.