Señor, permíteme madurar cada día en Tú palabra para obtener el discernimiento de saber cuándo hablar y cuando callar. Haz que mis acciones y palabras reflejen Tú carácter y sean instrumento para Tu honra, ayudando y nunca dañando, a aquellos que me rodean.
Cuando nuestra boca sea instrumento para la ayuda y el aliento, utilicemos palabras de amor, de protección y de esperanza.
Si somos tentados a difamar, ridiculizar o subestimar a otros, sigamos la sabiduría de Salomón y asumamos que es mejor guardar nuestra boca y mantenernos callados.
Proverbios 21:23 (TLA)
Quien tiene cuidado de lo que dice nunca se mete en problemas